11 de mayo de 2020

Más allá del principio de placer (1920)

"Más allá del principio de placer"

(Jenseits des Lustprinzips, 1920)

Sigmund Freud


consultadas dos ediciones (por aquello de las traducciones):

1) "Psicología de las masas" y otros ensayos (Más allá del principio de placer y El porvenir de una ilusión) ed. Alianza bolsillo 2017, págs. 95-160, y

2) Obras completas de la ed. Amorrortu, 2012,  tomo XVIII, págs. 3-62  (mucho mejor esta edición que la otra)

Más allá del principio de placer (escrito en alemán Jenseits des Lustprinzips) es un texto de Sigmund Freud publicado en 1920 (en inglés Beyond the Pleasure Principle, y en francés Au-delà du principe de plaisir).

En esta obra se plantea (creo) por primera vez el concepto de "Eros y Tánatos": la pulsión de vida y la pulsión de muerte en el individuo. Freud menciona varias veces Eros, pero no usa el nombre de Tánatos (una de las deidades griegas que personificaban la muerte), para referirse a la pulsión de muerte. Seguramente fue incorporado en los escritos posfreudianos.

El momento de la escritura es importante, 1920, después de la primera guerra mundial. Miles de soldados volvieron a la vida civil con una nueva enfermedad psíquica, llamada entonces: neurosis traumática. Incluso soldados que no habían combatido directamente. Esta situación obligó a Freud a reconsiderar que no todos los traumas tienen un origen sexual.

La lectura de este breve estudio es algo liosa con mucho vocabulario psicoanalítico, y en ella se mezclan teorías de tipo biológico: tanto cerebrales, como celulares, que en ese momento no estaban demasiado desarrolladas. Pero simplificando pueden extraerse diversas ideas:

Existen seres unicelulares y seres multicelulares. Los unicelulares (p.e. los protozoos) se reproducen de forma asexual, la célula se replica a sí misma. La consecuencia es que de alguna manera es inmortal (en determinadas circunstancias, no siempre), pero su evolución como organismo es muy limitada. Mientras que los seres multicelulares (los organismos superiores) se reproducen de forma sexual: un contenido germinatorio masculino y otro femenino que crea un tercero distinto. Ello favorece la diversidad y la evolución, pero el precio es que la células padre y madre mueren. Es decir, que de una forma innata nuestra finalidad es la muerte. Tendemos a la vida y a la muerte.

Eso está ahí. Entonces tenemos "los instintos" que es lo que modula la vida emocional del individuo, y por definición los instintos son regresivos
"el instinto sería, pues, una tendencia propia de lo orgánico vivo a la reconstrucción de un estado anterior" (pag. 1-130)
Nuestro deseo natural es el placer (en sus muchas formas), la ausencia de displacer. Simplemente, quizá, no sufrir dolor. Nuestra ansia de placer choca con "el principio de realidad" entonces hay que encontrar un equilibrio entre lo que podemos obtener o esperar y lo inalcanzable.

Pero también tendemos a reproducir situaciones que nos producen displacer, dolor. De forma concreta: sadismo, masoquismo, o recordando consciente o inconscientemente traumas. Por lo general las situaciones traumáticas escapan a nuestro control. Olvidarlas sería lo más placentero, pero al reproducirlas, a veces de forma simbólica, lo que hacemos es intentar minimizar el impacto emocional negativo que nos producen las causas originales. Se trataría de revertir el displacer provocado por situaciones en las que somos sujetos pasivos indefensos, víctimas, y que al repetirlas como sujetos activos dan la sensación de control, de dominio, de superación. Aunque muchas veces no funcione.

Los psicoanalistas tratarían de llevar a nivel consciente, los traumas que están enterrados en el subconsciente produciendo todo tipo de neurosis de origen psicológico. Supone un gran avance dentro de la teoría psicoanalítica llevarla más allá de la teoría sexual.

De una manera general resulta una gran aportación, una idea muy fructífera, con muchas ramificaciones intelectuales posteriores en diversos campos. El texto, algo oscuro para los profanos en la materia, admitiría bastantes lecturas, interpretaciones y derivaciones.

En conclusión:

[...] con el principio de placer, al que hasta hoy, en verdad, habíamos atribuido el imperio sobre el decurso de los procesos de excitación de la vida anímica. (2-pág. 23)

o sea, que al principio de placer=pulsión de vida=Eros, ahora se opone/se complementa con la pulsión de muerte (Eros y Tánatos)



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